En este texto os propongo un desafío marciano, al que yo también intentaré responder. ¿Os unís? 😀
Sí, claro que la alusión a los vecinos 👽 ha sido a propósito.
Y no, el desafío no se trata de conquistar Marte. 😆
Se trata, más bien, de un desafío relacionado con el mes de marzo. ¡Leamos! Digo, veamos… 😁
Me he propuesto el desafío de leer un libro cada día durante el mes de marzo. Será todo un reto, con las clases y otras actividades universitarias (las clases no son el único robatiempos 🙂) —y además tengo que vivir, ¿no?— pero lo voy a intentar. Tengo ganas de leer, tengo buenas voces sintéticas para leer los libros de texto (que son los que más consumo, ya que no tengo acceso a muchos audiolibros), así que los requisitos están cumplidos. Menos aquello del tiempo, pero tendré que apañármelas. ⏳☺ Espero poder dedicarle unas horas al día a una actividad tan gratificante como lo es la lectura.
A ver cuántos libros logro leer de los 31 que un desafío marciano trajo a mi lista de «qué hacer en marzo»; el mismo número que, por cierto, también tendría un desafío semejante aplicado a cualquiera de los siete meses del año que tienen 31 días. 📆
Mucho verde en esta entrada, ¿verdad? Es que en marzo, que es uno de los pilares del texto, ¡llega la primavera! 🌼 Eso, en mi caso, siempre es más que suficiente para alegrarse.
¿Acaso existe mejor manera para participar en un desafío marciano (de lectura, esta vez) que disfrutando la primavera? La naturaleza que despierta, las hojas y plantas que vuelven a brotar después del invierno… 🌿 Y, con todo el respeto que el verano se merece —esa época también tiene lo suyo 🏖—, todavía felizmente lejos de las temperaturas sofocantes del verano, con más o menos suficiente aire respirable. ¡Un gozo! ¿A que sí? 😀
